lunes, julio 30, 2007

Enrique Lihn


"Si se ha de escribir correctamente poesía
no basta con sentirse desfallecer en el jardín
bajo el peso concertado del alma o lo que fuere.
El corazón es pobre de vocabulario.
Su laberinto un juego para atrasados mentales...".


Europeos
-fragmento-

Esa gente cree que somos transparentes
y para su tormento lejanamente salvajes
orientan hacia nosotros sus pequeñas narices despectivas
en las que brilla algo así como el sentido de una culpa
ante sus propios excesos de curiosidad intelectual
sudan pero lo hacen por tropicalizarse
bajo ese sol un huevo recocido
y se muestran espléndidas aunque se trate de exhibir
sus propias vísceras en la célebre mesa de
operaciones
cosa que hacen con una técnica envidiable

Una película de Godard es después de todo una
película de Godard:

"El status esencialmente arbitrario de todo sistema lingüístico"
obliga a hablar con la boca cerrada y a no decir nunca nada que no nos hagan decir
Las palabras son cosas o no son más que mensajes pero, claro, también la antinovela es una mierda Esas narices se orientan hacia las regiones devastadas con un desesperado sentido del humor
Paternalizarían pero se sienten huérfanos. No pueden evitar que la sangre les llegue mezclada al olor del cloroformo. Cloroformizan todo lo que huelen, reducen el dolor a la imagen del dolor
No es la realidad es su descripción la que aparece ante su vista y eso cambia a cada nuevo enfoque según la mayor o menor habilidad del que toma la película

A propósito de Godard me confieso equivocado Cuánta habilidad y qué manera de echarle para adelante sin concesiones a las profundidades por las que pasea
un ojo clínico a poco preciosista pero rápido y tenebroso
Esa gente, ese caballero inglés, esas narices como antenas de noble y estiletes o radares, instrumentos de una extraordinaria precisión; condenados por ahora al juego al ocio a la indagación, hablo de él que muy bien alimentado, apetecible como un jamón crudo de ojos azules me confió en un momento de cordialidad que Europa estaba muerta.
Le dije al Inglés Eterno que no se diera por muerto
A la luz de las nuevas conquistas
Bueno -le dije yo- usted lo sabe muy bien
el Tercer Mundo necesita de una publicidad adecuada
y en eso porqué no eres más modesto y te decides a aportar tu granito de arena […]
Saben tanto de nosotros como nosotros de ellos pero aman la libertad y recuerdan la barbarie

martes, julio 10, 2007


LÍMITES

De estas calles que ahondan el poniente,
una habrá (no sé cuál) que he recorrido
ya por última vez, indiferente
y sin adivinarlo, sometido

a quien prefija omnipotentes normas
y una secreta y rígida medida
a las sombras, los sueños y las formas
que destejen y tejen esta vida.

Si para todo hay término y hay tasa
y última vez y nunca más y olvido
¿Quién nos dirá de quién, en esta casa,
sin saberlo, nos hemos despedido?

Tras el cristal ya gris la noche cesa
y del alto de libros que una trunca
sombra dilata por la vaga mesa,
alguno habrá que no leeremos nunca.

Hay en el Sur más de un portón gastado
con sus jarrones de mampostería
y tunas, que a mi paso está vedado
como si fuera una litografía.

Cerraste alguna puerta
y hay un espejo que te aguarda;
la encrucijada te parece abierta.

Hay, entre todas tus memorias,
una que se ha perdido irreparablemente;
no te verán bajar a aquella fuente
ni el blanco sol ni la amarilla luna.

No volverá tu voz a lo que el persa
dijo en su lengua de aves y de rosas,
cuando al ocaso, ante la luz dispersa,
quieras decir inolvidables cosas.

¿Y el incesante Ródano y el lago,
todo ese ayer sobre el cual hoy me inclino?
Tan perdido estará como Cartago
que con fuego y con sal borró el latino.

Creo en el alba oír un atareado
rumor de multitudes que se alejan;
son los que me han querido y olvidado;
espacio, tiempo y Borges ya me dejan.

Borges


martes, julio 03, 2007

Un arte



El arte de perder no es difícil adquirirlo.
Tantas cosas parecen empeñadas
en perderse, que su pérdida no es un desastre.

Pierde algo cada día. Acepta el tumulto
de llaves de puertas perdidas, la hora malgastada.
El arte de perder no es difícil adquirirlo.

Practica entonces perder más aún, y más rápido:
lugares, nombres, y el sitio al que se suponía
que viajarías. Nada de esto será un desastre.

Perdí el reloj de mi madre, y -¡mira!- la última, o
penúltima de tres casas que amaba se fue.
El arte de perder no es difícil adquirirlo.

Perdí dos ciudades, ambas adorables. Y, más ampliamente,
algunos sitios de los que era dueña, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue un desastre.

-Hasta al perderte a ti (la voz bromista, un gesto
de amor) no habré mentido. Es evidente que
el arte de perder no es demasiado difícil de adquirir
aunque parezca por momentos (¡Escríbelo!) un desastre.

* * *

Este arte de perder

No, no es difícil adquirir el arte de perder:
hay tantas cosas empeñadas en
perderse, que su pérdida no importa.
Pierde algo cada día, acepta el río
de llaves que se pierden, horas malgastadas.
No, no es difícil adquirir el arte de perder.
Practica entonces perder más, más rápido:
nombres, lugares, ¿para adónde ibas?
Ninguna de estas cosas es desastre.
Perdí el reloj de mi madre, y -fíjate- la última
o la penúltima casa querida que tuve.
No, no es difícil adquirir el arte de perder.
Perdí mis dos adoradas ciudades, e incluso
algunos sitios de los que era dueña, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no es un desastre.
-Incluso si te pierdo a ti (tu voz bromista, esos gestos
que adoro) no habré mentido. Es obvio
que el arte de perder no cuesta ni tanto adquirirlo
aunque por momentos parezca que (¡escríbelo!) sí es un desastre.

Quien fuera