jueves, mayo 11, 2006

Silencio....


Y pienso, y siento y me abro y me cierro....como las nubes de un Otoño que no llega, aunque sus hojas crujan bajo mis pies en un camino cansado. Escucho el breve crujir de esas hojas que me recuerdan, no volverán a decorar una rama, a colmar de color la copa de su árbol...como las mariposas de Michoacán, esas que viajan y que nunca más vuelven, porque su vida es breve...

Abro la boca otra vez, un eco lejano me hace evocar mi infancia, me subo a mi bicicleta Caloi azul, me sujetan desde el asiento para que no caiga...sentada en una cerca de madera miro como otras niñas juegan al cordel, diseño nuevos vestidos para mis muñecas, me subo al manzano que está en el patio, me enojo recogo mis tesoros y me largo, llego hasta el umbral de la puerta porque está oscuro, el miedo a la oscuridad me detiene, ordeno mis lápices perfectamente en su caja haciendo coincidir cada lápiz con el color impreso en ella, escribo, me lanzo desde el escritorio a mi cama solo por mis ansias de volar, no quiero ir al Colegio..me ponen mis zapatos Calpany negros de caña alta para corregir mi pie plano, me llenan de lana por todos lados, estornudo....cierro los ojos....y lo más probable, aunque el tiempo pase y mi temor a la oscuridad, a lo precario de los días permanezca, continuaré saltando, resucito día a dia mis ansias de volar, sin tiempos ni agendas, sin más conocimiento que el de mi brújula, mi termostato y las partituras de mis meolodías, esas que me empujan, simplemente a sonreir.

3 comentarios:

WWW.KRISTIANZ.COM dijo...

Encantadoras imágenes infantiles. Aún espero la respuesta a mis respuestas.Deja que el silencio hable, auque sea un poco, solo para saber que estás bien.
K.

Juan Pablo Belair dijo...

Evocar imágenes siempre es un viaje que me gusta emprender. Normalmente no me pregunto por el retorno, pero si me ha pasado que he visitado - como diría la Belli- un pasado impredecible. Estos viajes al pretérito de nuestra existencia son el contrapeso a los que estamos día a día realizando hacia el futuro… muchas veces más conocido (o predecible para seguir con Gioconda), sin embargo, el temor a vivirlo nos obliga a tener algunos tesoros al que aferrarnos. En mi caso, me parece mucho mejor tener en el equipaje una partitura musical que una piedra heredada de nuestra historia... es una cuestión de peso.

Paulina dijo...

Gracias por sus posteos.
Kristian, lo siento pero no hay más respuestas ni preguntas, eso es un alivio, una piedra menos y sí, estoy bien, como todos los que habitan este mundo, mejor que muchos, peor que otros, pero pa mí, está bien, por hoy.
Juan Pablo, las partituras músicales son bellas, son livianas y saturadas de espacios para respirar distintos aires, para viajar a través un mero papel. Las piedras tampoco sobran, siempre y cuando no sean muy grandes, aunque tu métafora es notable, me encantó. Cada vez que vivo un episodio significativo, miro hacia arriba y las nubes se arrancan entre mis dedos, dirijo los ojos hacia el suelo y ahí está, sólida, entera...una parte de mí que sé, siempre sé nunca más volverá a ser parte de mí, porque dejará espacio para otras piedras, sin duda, mucho más bellas.