Tal vez porque estoy en Concepción y llueve y la ciudad está oscura y hace frío y me miro y ya no soy la misma que hace seis años emigró de esta ciudad, aunque insista en creer que sí, que soy la misma, que mi trenza aún cuelga en mi espalda, mis costillas pueden verse tras la piel, la expresión de mi rostro no tiene marcas ni mi alma nuevas cicatrices, nuevas herencias, porque insisto en pensar que cada día es posible nacer de nuevo y que va, si a veces amanece y no quiero abrir los ojos porque me duelen, y mi optimismo me empuja, me desafía, se para frente a mi y me increpa, porque aún hay tanto que hacer para cambiar el mundo....a ratos también me canso...¿habré llegado a la vejeztud antes de tiempo? ¿me habré traicionado?.
Por eso y porque en la poesía siempre encuentro el mejor de los refugios, me acordé de Teillier y su lenguajear tan simple y sabio, sus palabras que a borbotenes fuyen en mi, como un río despojado de su cauce natural en la mitad de un huracán, ahí voy, entre giros de trescientos sesenta grados que no sé a donde me llevarán, no suelto mis remos, mi brújula se descontrola un poco, la pongo frente al sol para que no pierda el norte, me esfuerzo, me quedo en un silencioso resistir .... sus palabras se pegan sobre mis heridas, como crema caracol en mis cicatrices:
Bajo el cielo nacido tras la lluvia//escucho un leve deslizarse de remos en el agua//mientras
pienso que la felicidad//no es sino// un leve deslizarse de remos en el agua.O quizás no sea sino la luz de un pequeño barco//esa luz que aparece y desaparece//en el oscuro oleaje de los años//lentos como una cena tras un entierro.O la luz de una casa hallada tras la colina//cuando ya creíamos// que no quedaba sino andar y andar.O el espacio del silencio//entre mi voz y la voz de alguien//revelándome el verdadero nombre de las cosas//con sólo nombrarlas: "álamos", "tejados".
La distancia entre el tintineo del cencerro//en el cuello de la oveja al amanecer//y el ruido de una puerta cerrándose tras una fiesta.//El espacio entre el grito del ave herida en el pantano//y las alas plegadas de una mariposa//sobre la cumbre de la loma barrida por el viento.
Eso fue la felicidad:dibujar en la escarcha// figuras sin sentido//sabiendo que no durarían nada//cortar una rama de pino//para escribir un instante nuestro nombre en la tierra húmeda//,atrapar una plumilla de cardo//para detener la huída de toda una estación.
Así era la felicidad:breve como el sueño del aromo derribado//
Pero no importa que los días felices sean breves//como el viaje de la estrella desprendida del cielo//,pues siempre podremos reunir sus recuerdos//así como el niño castigado en el patio//encuentra guijarros para formar brillantes ejércitos//Pues siempre podremos estar en un día// que no ayer ni mañana//mirando el cielo nacido tras la lluvia y escuchando a lo lejos//un leve deslizarse de remos en el agua.